Jamás encontraré el lenguaje perfecto
Para llevarte a la cúpula
De mi ridículo dolor
Ni para hacerte olvidar tu propia existencia
Cuando me oigas gemir de placer escalofriante
De mis celos de niña y de bestia
Jamás para hacer entender a nadie
El miedo al fuego en las entrañas
Al abrazar el odio y rendirse al terco amor
Mientras los dedos de sirena
Se meten en lugares inusuales
Y se vomitan verdades
Jamás encontraré el lenguaje ideal
Para que saborees mi gozo al hacer el mal
Ni para que entiendas lo que hiere
Ser un engendro de grandes ojos
Que no se complace con nada
Y tiene amoríos con la desesperación
Jamás hallaré el lenguaje diáfano
Para que puedas sentirme
Tan caliente y tiesa
Tan fría y blanda en el interior
Sin equilibrios
Sin inútiles rezos que ignore algún dios
No he de hacerte saber
Con ningún lenguaje de ensueño
El fondo en el que caigo cada año
Cada vez más lejano
Con los cerdos revolcándose en mi cabeza
Con la suciedad amorosa
Y la vida derramándose en mis pechos
Sonrío a tus insignias
Recibo la suave muerte
Brenda Ramírez