lunes, 17 de abril de 2017

Blanco infierno

Me preguntó un triste viajero por las notas del infierno. Andrajoso pero digno, y de voz potente. Debía llegar ya,  pues lo esperaban.  'Están aquí', le contesté . Aunque sé poco de música, conozco esas baladas. Cuando se remueven los intestinos del mundo y eructan los volcanes de la noche, surgen mujeres del sereno, andan sin pechos, escasas de leche, ojos hundidos en su cráneo rendido. Me preguntó y señalé con mi dedo hacia el este. Hacia el vapor. Hacia la lágrima naútica. Mi labio perezoso continuó: 'acá muy cerca, está el arroyo, escucha, suenan las campanas que nos dejan sordos'. Lloré con sarcasmo y quiso alejarse. 'Acá, acá, la cítara del demonio blanco baila, lloramos a la vez que bailamos y reímos a la vez que odiamos. ¿Cuál prueba quieres?', le pregunté al explorador, mientras quitaba de mi carne el disfraz de niña, y sacaba mis pinceles. 'Qué prueba quieres de esta algarabía, del baile histérico de risas y gimoteos?', comencé a gritarle al forastero. Ya llevaba puesto mi uniforme de mujer, piel oscura con tatuajes de runas.  Lo arrastré a la canoa. 'Este infierno es mejor que los otros', expliqué y le mostré los diseños de las alas negras de las mariposas. Llegamos a una orilla. Subimos por las piedras de musgo y la música se escuchaba mejor. Lo desnudé, él quedó impávido ante mi rudeza. Fui firme, pero toqué sus labios para calmarlo. Pinté caballos en su espalda, en su cabeza dibujé un silbido verde. 'Eres otro' le dije. Él sufría, y un labio comenzó a derretirse. 'Baila y sufre, eres otro', insintí. Acaricié sus ojos. Poco a poco se lo creyó. Empezó a reír, lo empujé al baile. Hombres​ y mujeres que tenían el pecho quebrado o la cabeza rota, bailaban. Eran como pétalos de flor en un remolino. El ahora renovado forastero tomó la mano de una negra con dibujos anaranjados y de labios rosas. Ella había perdido a sus hijos, su pecho estaba incompleto y un ojo buscaba incesantemente, pero bailaba. El forastero la abrazo. Los vi unos segundos. Debía volver a la entrada del sendero donde un hombre viejo sentado en una roca me preguntó ¿Dónde están las notas del blanco infierno?
BrenMar

jueves, 13 de abril de 2017

Porque amo la palabra

Serví la palabra más pequeña
en la hoja de un largo lirio
la vertí rápido en tu boca
aquella tarde en tu bautizo

Impetuoso Viento de octubre
No te sumerjas en el silencio
Callarás con silbido elocuente
Las voces 'Miedo' y 'Habla quedo'

Grita como el día primero
Mi regalo es la flor-palabra
Despeina los insutos y gimoteos
Batalla pero también abraza

BrenMar