jueves, 26 de enero de 2017

Sé mirarte

Poseo poco para esclarecer tus pestañas y el mundo que se avecina delante de tu nariz. Me he esforzado, de verdad, en comprender lo que sale de sus bocas cada que se me dice qué es esto, cómo debe ser lo otro. Para qué, cómo, cuándo,¡ay! deshebro una a una las oraciones. Los miro con atención e intento expresarme con acento grave. Pretendo saber bien quién soy y lo que haré mañana. Todo para explicarte a ti o a quien me cuestione. Mas seré sincera.  Una vez cuando cantaba una canción no supe decir porqué me gustaba, no lo supe y ahora tengo una idea difusa: la sentía en mi paladar, recorría mi lengua, las sílabas saltaban sin esfuerzo de una a otra.Las palabras jugaban y hacían siluetas graciosas al imaginarlas. No me interesó comprender, sólo la sabía mi canción, mi canto. Tengo poco para que acomodes todas las razones en tu cabeza. Mis mapas son imperfectos. Tienen agujeros y manchas de café. No es un lamento, mira, poseo al mundo en un dedo, lo rehago en dos versos y te lo doy a ti para que lo veas. No es lamento, te sabré llevar con los pies desnudos a la tierra donde pasean las arañas con los corazones abiertos para convertirse en flor. Te darás cuenta que los pies se duermen o cosquillean al pisar los pétalos con olor a pitaya. mirarte, por eso vi a la pulga. Chupó tu sangre porque eres suave y hueles dulce. Sé mirarte, y a la vez, ordeno a mi mano el arrullo adecuado para caminar a la orilla de los rayos solares.

miércoles, 4 de enero de 2017

Duerme

Él descansa a mi lado, permanece imperturbable. Aquella noche plagada de destellos y de gritos está lejos. Su noche es adornada por mi brazo que sostiene su cabeza y los perros que ladran a ratos para mostrarse bravos. Duerme, él es bello y sus exigencias simples, vitales aunque a veces no sé qué hacer;  deambulo, doy vueltas, pienso y deshago. Pero no es tan difícil abrazarlo. A mi lado sonríe durmiendo. Tiene suerte de aún no saber nada del desbarajuste terrenal. En la noche otros tiemblan y entierran muertos. Mi bebé duerme. Un día lamenté darle este paisaje amargo, incluso los gatos parecían emitir vituperios. Las calles descompuestas y mi interior temeroso que comprende poco. Lloré, luego dormí junto a él ( su sueño es profundo, arrasador). Descansamos largo rato. Al abrir los ojos nada había cambiado: ni los hombres y su rostro enjuto, ni la actitud resentida de las mujeres, parecía que la hostilidad persistía igual que mi ignorancia. Noté, sin embargo, sus pequeñas manos, las líneas de sus dedos me resultaron simpáticas, parecidas a las de la cáscara de nuez. Era lindo aun con sus uñas dando indicios de mugre y el olor a leche. Me buscaba con su boca, la única manera en que ahora siente paz, y de regreso me obsequia un poco.

Bren Mar