Me he cansado
de formar
flores con mi lengua
el tedio me azota la cabeza
¡No hablen!
que tu propia
voz me asquea,
ya vi cómo se
desbaratan
las manos
entrelazadas,
con que
facilidad puedo
desbrozar un
cuerpo
e intentar un
eco de rabia,
donde duermen
cerdos.
Ya sé mi
bajeza,
esa costumbre
de asomarme
y mirar
estrellas,
mientras el
desierto-cementerio
cría
tarántulas crepusculares,
caníbales del
alba
¡que se
mueran!
mañana, tal
vez no vuelva.
Brenda Ramírez
Brenda Ramírez
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