Crea el circo para mis
equívocos miserables,
construye la barca para mi
escape
a tus dominios tempestuosos,
comienza a urdir mi ataúd de
tallo y palma,
quema los signos de mi dolor
callado,
compra una cornucopia al
extranjero de la esquina
y podrás comer a mi lado los
últimos días.
Déjame estar en tu pecho,
entre tus manos sin nombre
y mi ligereza conmovida,
reúne las charlas hilarantes
atrincheradas en este
cerebro,
manda al diablo el incómodo
desenlace,
permite que mi demencia
copule con la pasión del
medio día
y que la orgía detone a la
luz de tus secretos.
Explícame luego cómo
caíste de este lado del
mundo
y cuándo piensas ir al
origen
del perpetuo misterio,
prepara el refugio que
alienta
la humedad de las rocas,
que despierta el ímpetu de
tu cuerpo.
Rondemos juntos el resto del
año
en las calles que te saben
de memoria,
que me desconocen y caigo,
corre a mi lado cuando estés
tan lejos
y vuelve a escribir esta
historia.