domingo, 26 de febrero de 2012

¡Vamos!


Vamos, hay que caer como la lluvia
patearé la nieve,
recorreré la vida.
Sí, vamos a evaporarnos
en el jardín de las risas,
a vivir entre los árboles
y los charcos
donde tu pie dejó su alma.
Y si los viejos sabios
o los malditos elevados
quieren distraerme
para eso estás,
para arrancarme sus palabrerías
y dejar mi  frente desnuda.
Hoy recorreré la vida,
dormiré como las flores,
escucharé su canción
bajo el árbol marginado.
Vamos, hay que caer como la brisa
para acariciar los labios,
seamos luego como el granizo,
golpeemos cabezas duras,
horademos su inercia.
Recorreré la vida,
beberé el agua helada
que salpicó tus rodillas.
Los arbustos
escupirán su humedad sobre la tierra
me bañaré en ella
después, si tú quieres,
nos olvidaremos.

Brenda Ramírez

viernes, 24 de febrero de 2012

Palabras


Tus palabras
Se contorsionan en mis sueños
Tierno hombre
Niño enorme
Tu presencia
La ficción más asequible
Cuerpo de poeta
Metáfora completa
¿Qué más puedo leer?
Si la historia que pensaste
Se plasmó en tus huesos
Si los versos que guardabas
Los leí enteros

Brenda Ramírez

jueves, 23 de febrero de 2012

ardor


No llegues tan pronto,
no cuando el sol se ponga
y cosa con sus hilos
de color áureo
y de ardor magro,
la estela de tu nostalgia.
No llegues a quererme
en el punto
donde las ansias
son recuerdos
que fallecen cual mosco
del frutero más común,
donde caes en la puerta
de mis designios anónimos.

 Brenda Ramírez

domingo, 12 de febrero de 2012

Insectos


Acordé hace años —no contigo—
abrazar el desdén de la vida
todo lo que ella arrojó e hizo trizas:
la neblina cegadora,
la soledad indeseable,
los insectos aplastados, moribundos,
¡Los abracé!
Y me he quedado
en la cumbre de las soledades,
entre la tupida neblina,
junto a los insectos sin alma.
Desaparecí junto con ellos
en el rincón de lo indeseable,
en aquel ínfimo detalle
que se mira por distracción.

 Brenda Ramírez


Dieron las doce


Dieron las doce
                       no entrabas aún.
Y mientras el tiempo se resbalaba en el reloj,
mientras los gestos se pegaban en el tiempo,
                                                               no llegabas aún.
Fui sólo una desaparición
                                   mordaz
                                               endeble
                                                            cautiva,
una pequeña mano imperceptible
descansando en el regazo de la desesperación.
Desde entonces,
                        un mudo fracaso
                                               un mudo ardor.
Cuando el tiempo hizo vibrar al reloj
y los cuerpos inquietos
bailotearon en el tiempo,
me quedé en la esquina
donde las telarañas carcomen las paredes
                                                          ¡las pobres paredes!
Fui sólo una una pequeña desaparición,
fracaso pasional
                             no llegaste ya. 

                                                    
Brenda Ramírez                                                                                                                              

Reliquia


Mi amor se construyó con las grietas del templo,
se infectó con el cieno de las calles
donde nacieron los niños miserables.
Mi amor es una reliquia poderosa,
si se descubre
                        llorarás de nuevo,
corre lejos donde nada nace.

Brenda Ramírez

monarca


Recoge los cachitos
trozos de mí,
el ojo cayó triste y ensangrentado
en tu regazo,
en tu imaginación.
La pleitesía de tus aliados vientos
me ahorca,
y si el monarca de los años
tomó su espada y te llevo lejos
es suficiente para terminar este cuento.

Brenda Ramírez

viernes, 3 de febrero de 2012

Óleo


Necesito el óleo brillante
para crear otra especie
en las columnas fúnebres de mi perdición.
Los mugrosos espejos
distorsionan todo, mienten,
crezco de mal en peor.
Me consumo
buscando, buscándote,
¡Paz inasequible!
hecha de tantos cuerpos
y caras queridas en el fulgor de la guerra,
de los montes que digieren en sus entrañas
cadáveres, calaveras.
Hoy persigo un par de pies
para que me lleven al carajo.

 Brenda Ramírez



Ojos oceánicos


No te sale bien
querer fingir,
te ahogarás ahora
en mis ojos oceánicos
¡Tú me atrapaste primero!
con las pupilas recalcitrantes
engendradas en tu rostro de telaraña,
sutil macabro,
la muerte disfrazada
con figuras de seda,
el arte de una tumba,
una arquitectura,  una trampa.
No finjas,
te estás ahogando,
yo no luche por salir con vida
hace un mes,
hoy te toca morir a ti.

  Brenda Ramírez

Tarde


La tarde usa un perfume
peculiar de lluvia helada,
la presumida
como si fuera eterna,
tarda en acaecer.
Me engaña que estará ahí,
arrogante luz naranja
con su loción de abril
 y faz castaña.
Me engaña y me supongo hermosa,        
con una mano en otro lecho,
con una vida bastante larga.
¡Es tan bello
que muera lento!

Brenda Ramírez

Asimetría


La asimetría de mi cuerpo me condena,
la asimetría del mundo me perturba.
Huiré al eje donde no se ven las deslealtades
a los hermanos y las madres,
he de encontrarme contigo
en la orilla donde acampa el tiempo,
quizá éste tome su cetro
y me destierre a aquel siglo
donde los días transcurrían con sus tenis puestos,
corrían mientras reíamos en la merienda,
antes de que se resbalaran de nuestra piel.
Huiré donde acampa el tiempo
con sus manos filosas de invierno,
con su cara de dulce primavera
y en algún eje no veré más los ferrosos golpes
que dan estos momentos a los hogares,
que soñamos y creímos ciertos.

Brenda Ramírez