No llegues tan pronto,
no cuando el sol se
ponga
y cosa con sus hilos
de color áureo
y de ardor magro,
la estela de tu
nostalgia.
No llegues a quererme
en el punto
donde las ansias
son recuerdos
que fallecen cual mosco
del frutero más común,
donde caes en la puerta
de mis designios anónimos.
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