domingo, 27 de octubre de 2013

Angustia

Llegaste con una daga, me has hecho añicos sin ni siquiera tocarme. Angustia, violento vendaval desnudándome en silecio, llevando mis huesoso al precipicio, te quiero cerca. ¿Por qué le pido a Dios que te cuide, si no hemos hablado con él? Quisiera que todos los fetiches se acomodaran frente a ti, te amaran. La desesperación se llama igual que yo, falla en cada palabra y acto.  ¿Viajaremos juntos al salto claro del amanecer? No soy una niña, y mi angustia huele a la angustia sin mi madre: abandono cristalino ante mis ojos. He crecido contigo, ahora hay madurez mirando al futuro, pero lloro, cerca del vertedero espero milagros. Huyo de la realidad escribiéndote, creyendo que arreglaré algo, pensando que llegaré a tu latido. Llegaré.

Brenda Ramírez

sábado, 26 de octubre de 2013

Me ahogo en ti

Me ahogo en ti. Ningún día siguiente brota porque te espero. Puedo ser moderna, pero arrebatada, con el corazón entero en el tuyo, con la sonrisa en tu risa. Las paredes caen, trato de diferenciarme para no sucumbir y acariciar tu dolor. Apasionada, lo suficiente para que me malinterpreten y me pisoteé la sociedad, para que las calles me reciban donde es preciso perder.  Te sigo de todas maneras, nuestro hogar está cerca. Sólo quiero volver a verte cada medio instante que me vuelvo más muerte, cada partida en las nubes, quiero volver a verte, antes de romper el ancla que nos tiene aquí. Mientras todos los egoísmos paganos se vuelven más inertes, quiero ser más tú para saberte curar, quiero ser menos yo ante ti para saberme alejar, con el canto de tu nombre y los días en mi piel.

viernes, 25 de octubre de 2013

Cursi

Cursi, con la alcoba en la mano
las canciones que me dan a comer
me han destrozado los intestinos,
azúcar hipócrita.

...........................................................................................................................

Gusto de llorar en la escamas del cocodrilo. Gusto mío de reventar las siluetas de la miseria y de la cabrona muerte. Gusto de adorar la expresión de mis amantes. Sueños centrífugos de darte mi hígado, de no necesitar más que la flexión de mis piernas. Vomitar historias viejas. Sacarnos del fango, disfrutar su olor seco.

Brenda Ramírez


domingo, 20 de octubre de 2013

Olvido y depravación

Habría querido escribir algo tan dulce como la cuenta de los meses, los días, las horas que me acompañas. Quizás habría evocado a Dios, aunque lo desconocemos, y le hubiera pedido que te abrazara. Habría escrito una carta bañada de perfume (prestado, porque no tengo ninguno). Me pregunto si mi dulzura es insuficiente, porque más bien es agridulce, y mi ánimo masoquista. 

Habría querido nacer en otra cuna, la de una perra, en una más acorde a mi bestialidad, sin la civilización de mis ganas y deseos, así, te permitiría toda la haraganería que sueñas, que evitamos, porque el sello de la infancia nos lo impide.

Como no hay nada más que escribir al amor, al amor abstracto y al bastardo, como deben haber millones de poemas y los que faltan, no puedo llegar a ti, tú que imprimes la vida en dos palabras, en un beso y con calma aparente escupes a los ídolos de la humanidad (mientras muero de risa),no alcanzo a consolar al niño de tu alma.

Deberíamos bautizar nuestros encuentros de manera diferente, no encuentros amororsos ni citas, mejor olvido y sustracción (aunque suene metódico), no, mejor depravación y olvido de nuevo. Olvido constante: adiós  a las millones de palabras que jamás leeré, adiós a los miles de millones de pesos que están en nuestras mentes y tampoco tendré, adiós a los abrazos hostiles en el metro, adiós a los estudios de la felicidad, adiós a huir del miedo, bienvenida seas, muerte inconmesurable y arrojo.

Cambiar de nombre. Supongo que por eso los amantes se inventan apodos idiotas, para dar peculiaridad al amor, dar ternura, y yo, no alcanzo a dar con ella. Mi mente se abre ante tus ojos y el universo repele lágrimas de tras de ti, en tu baile, en nuestro espacio inventado, ínfimo y absurdo, oh sí, para el rey y el mundo, pero es mi tierra y mi hogar, hecho de carne e imaginación. Nos condenrán porque la realidad  es la vida, el éxito y la senda. Pero te lo dije: olvido y depravación.

Ronrroneas, masticas, estoy olvidando, te estoy depravando. Amas y escribes, te estoy olvidando me estás depravando. Sonríes, matas, me estás olvidando, te estoy depravando. Besas y hablas, estás olvidando, nos depravamos. ¿Y cuando acabe el olvido...qué? habrán otros nombres con que bautizarnos y me olvidarás y me conocerás de nuevo ¿Qué tal? en otro tiempo nos depravamos.
  


Brenda Ramírez







sábado, 19 de octubre de 2013

Mujer


Niña, soledad entrante
fracaso de mujer occidental,
pequeño púlpito y cacho de historia
estómago con raíces
atadas para la inexistencia
¿ acaso alguien pensó
en darte placer?
a veces el cariño es caro
y la insistencia, vasta.

Drama en cada desayuno
y antes de decir adiós,
porque la enseñanza embustera
no pudo hacerte mujer
con eme mayúscula,
la niña, te comió el rostro
y buscó a papá,
la niña te jaló las manos
y se deformó en tu alma.

Te deletreas
como un patrón incompleto
sin arreglo ni término,
y para andar en lo correcto
bastó sonreír diligente
mujer, con pies que cruzan
las fauces inútiles del amor,
lloras de locura que no sirve
te aparta
eres demasiado descontrol
para ver el mundo
eres insuficiente para sentir
más allá de ti.

Serás cal, por fin estable
tan próxima y lejana
con dioses en un grito.

Brenda Marcela

viernes, 18 de octubre de 2013

Tercer mundo

En el tercer mundo somos muchos, eso dicen, y somo ignorantes (señalan también). Somos morenos como quema el sol, un poco zombis (¿o un poco muertos?), y tan trágico suena el cuento que cerramos las ventanas, cubrimos los oídos y hablamos a los cielos. ¿Cómo no íbamos a buscarlo y maniatarlo? ¡Qué necesidad de él! : Amor en la casa, en las calles, en la escuela, en la oficina, en la mañana, a las seis, amor y muchos hijos. Adiós quemazón del día, apártense alimañas: mi reflejo.

El amor, salvación de los tercermundanos, salvación, pero sin el formato de telenovela, sin tomarse en serio las tragedias, que yo no mato por amor, prefiero amar la muerte sin llenarme de drama, que sobra, ¡mierda!, vaya que sobra.


Brenda Ramírez