domingo, 12 de febrero de 2012

Insectos


Acordé hace años —no contigo—
abrazar el desdén de la vida
todo lo que ella arrojó e hizo trizas:
la neblina cegadora,
la soledad indeseable,
los insectos aplastados, moribundos,
¡Los abracé!
Y me he quedado
en la cumbre de las soledades,
entre la tupida neblina,
junto a los insectos sin alma.
Desaparecí junto con ellos
en el rincón de lo indeseable,
en aquel ínfimo detalle
que se mira por distracción.

 Brenda Ramírez


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