Todo sucede en mi
cabeza. Confrontación.
“Hay una niña.
Imagínate a un zombi de cinco años: esa soy yo. Pequeño adefesio que anhela
volver con sus padres, que a veces quiere estar sola ¡pero vaya!, yo he crecido
y ella está frustrada. Esa niña vive en mí. Saca de su saco recuerdos, me los
avienta a la cara. Miedo. Me dice que tú no existes, que todo lo de ayer es algo terminado, hoy todo valdrá madres. No hay
cuentos de hadas en la realidad, ni reyes magos, menos amores eternos que en Disney
pintan a través de las películas. Ella
lo ha sufrido y me lo repite mil veces. Tonta, estúpida me dice. Titubeo sobre el
camino donde andaba. Donde era mujer con una dirección…”