sábado, 29 de marzo de 2014

Pequeños grises

Los rezos no sirven, los poemas tampoco,
me queda creer en los hombres.
Dedicado a un niño que no conozco:

PEQUEÑOS GRISES
La miseria ya estaba ahí desde hace años
pequeños comiendo sobras
andando en vestiduras grises
ellos ya sabían trabajar
y pedir centavos,
sabían ser ignorados
y sobrevivir,
sabían apenas mirar a los ojos,
y ser pateados.

La miseria ya estaba aquí desde hace siglos,
pequeños grises
lamiendo el sol de las calles
¡qué adultos de corazón frío serán!
igual que los zapatos que limpiaron
igual que el desdén con que fueron arrojados
ahí donde huele a olvido y desprecio,
¡Qué hombres indiferentes serán!
como quienes los vimos
dibujar círculos de mugre
en los pisos de la ciudad,
serán igual de torpes para llorar
por los que vengan,
para salvar a los que vengan
tal como hemos hecho nosotros.
Brenda Marcela

jueves, 13 de marzo de 2014

La música bastaba



La música bastaba
la soledad y el húmedo cuarto
con moho que soslayaba el vidrio,
la oscuridad y los dibujos
de aquellas mujeres que nunca fui,
de esos rostros que jamás seré.
Con la falda encharcada
y mis lágrimas torpes
sobre los cuadernos,
cantaba.
Cuerpo entero
y pezones asimétricos
la música bastaba,
el amor a mis oscuros labios
me arrancaban del suelo
a soñar ese artilugio
blanco, perfecto
donde la dulzura tiene encanto
con claros colores,
sabores suaves,
sin codos ásperos
ni pies cuadrados que esconder.
La música bastó y los deseos
pude guardarlos en los cajones,
sellar mis ojos y meterme
de donde jamás he salido
pequeña perra, pequeñita
naufraga en la polvareda del quinto día
azota en las paredes la magia,
ser voraz
más que insaciable, insatisfecha
con los días que mueren
dicen adiós.

Brenda M Ramírez

Nacer


Si hubieses nacido de mi ombligo, serías mi hijo. El viento no sopla: camina. Si naciste para nada, nacerás para mí. ¿Nacías para sorprenderme? Hiciste nacer mi mundo. Si nacieras simplemente, estarías naciendo constante. El viento no habla: olvida. En la realidad no has nacido. Naces en mi pensamiento.

Brenda M Ramírez