La tarde usa un perfume
peculiar de lluvia helada,
la presumida
como si fuera eterna,
tarda en acaecer.
Me engaña que estará ahí,
arrogante luz naranja
con su loción de abril
y faz castaña.
Me
engaña y me supongo hermosa,
con una mano en otro lecho,
con una vida bastante larga.
¡Es tan bello
que muera lento!
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