Salía el sol. Rostro cegador entre las nubes,
¿Dónde puse mi pie?
¿Nací antes de esa aurora?
Había hundido mis dedos con toda la intención (de ensuciarme)
antes de la tormenta azul trepidante.
.
Pisamos las ciénegas con la especialidad del día:
oscuridad anónima
¿quién eres tú para nacer?
¿para gritar al mundo tu logro misérrimo,
para danzar y sonreír con los dientes de fuera?
Lluvia avasalladora.
Sonrisas de roca, fundamento mío:
despedazar la tierra,
correr con los pies sucios, y quizás
encontrar el vacío perfecto
para descansar sin el corazón.
Sin el retrato que será vapor
en tu diminuta mano,
en el despertar con los tentáculos
exprimiendo el día,
imaginaciones del mundo sin realizar.
Está el mundo que crece y me deforma
el que alimento, por el que me dejo tocar.
Quiero el caldero, arrojar las caras,
las canciones derretidas
el color ciruela, mi roca
y mi sentimiento matinal.
Brenda Marcela R.M.
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