martes, 3 de octubre de 2017

¿Hablarte con la verdad?

No puedo. No he podido hablarte con la verdad. Las palabras no son tan claras como aparentan. Hay intersticios difíciles de ver, aún con la lupa. En cada enunciado hay un vacío. En cada promesa encuentro ambigüedad. Las vocales muestran boquetes insulsos. Resulta abrumador. Desearía hablarte sólo con caricias, como un perro, ni siquiera ladrar.
Me parece no ser real. Si no te digo la verdad de mí, ¿no soy yo?, a menos que siempre haya sido la que no habla contigo las verdades sobre mí. Pero no quiero creer eso porque mi anhelo es ser tan diáfana al comunicarme contigo, que entiendas quien soy. Mi deseo no se corresponde con los hechos y pienso, entonces, que soy un gris fantasma. ¿Será que siempre sabrás sólo la mitad de mí?, mis palabras sólo te darán una fracción de lo que te quiero ofrecer, y tú tomarás ese paquete deformado a tu manera para hacerlo tuyo. No serás, entonces, el que se enamore de mí, si no el que se enamore de eso que digo ser yo y de lo cual te apropias con tus propias reglas.
Soy torpe.  Me sumerjo en cómo decirte qué. Soy vagabunda en los sueños, y no logro hacerme espacio en ningún lado. Salto, voy y brinco sin germinar ideas completas, comprensibles. Mi sinceridad revuelve. Son solo ocurrencias fatuas. Me siento dispersa, liviana, el aire es capaz de llevarme a las nubes y no hacerme bajar nunca. Voy a perderme por no decir la verdad. Me cuesta. Es un listón que ciñe mi garganta pero también es una mentira bien atada, aunque la uso, la desdeño.
Tenía en mis manos un puñado de buenas intensiones, números, cálculos, argumentos, manuales para decirte eso que vengo fraguando en mi mente. Creí estar lista, mas quedé impávida, no supe qué hacer con todo aquello en mi cabeza y en mi habitación, porque después la habitación se mostró más grande que el mundo, casi con sus mismos colores y con las mismas luces del anochecer, ¿cómo iba yo escribirte de todo ello? Carezco de elocuencia, de esa lógica que tú presumes, ay, los trazos me parten la cabeza, entonces te dije todo lo que se me ocurrió, muchas ideas. Articulé palabras que pocas veces pronuncio, enumeré problemas que jamás pensé, la angustia fue grande, más grande cada vez al ver que no decía nada. Otra vez nada era cierto. Yo no era real, era el sueño con la boca llena de embustes, majestuosos y adornados.  No fue gran cosa la que pude comunicar.
Voy, salto, me retuerzo como si estuviera sobre una resbaladilla de aurora boreal, verde como el musgo de los bosques, reclamo a mi inconsciente su estupidez. Quizás la 'yo real' sea el sinsentido que se desliza sobre mi lengua, a lo mejor un día logre decirte algo inteligente o al menos bello, quizás algo verdadero sobre mí.
O, no sé, tal vez sólo me ames en el silencio.
BrenMar

No hay comentarios:

Publicar un comentario