Digan si acaso no hay razones
para reír con los dientes rotos,
el corazón limpio,
los pieso sucios de andar
sin asfalto al alcance.
Qué interesa,
quiero su alegría,
abuelos,
no juventud porque envicia.
Amanezco cada día y me marchito
cual flor con el sereno de la noche
en mi cuarto
y pienso, ojalá duerman bien.
Mis deseos qué importan
cuando su hijo se fue
tan lejos,
se mueren los días
y ustedes de paso se van,
mi madre los llora,
pero aún así pienso
soñaŕan bien, sin dolor,
y mañana quizás llegue yo
y no les mentiré
no les diré nada.
Respiraremos su ambiente
sin miedo porque la fruta más rica
aún muere.
Brenda Ramírez
No hay comentarios:
Publicar un comentario