En el tercer mundo somos muchos, eso dicen, y somo ignorantes (señalan también). Somos morenos como quema el sol, un poco zombis (¿o un poco muertos?), y tan trágico suena el cuento que cerramos las ventanas, cubrimos los oídos y hablamos a los cielos. ¿Cómo no íbamos a buscarlo y maniatarlo? ¡Qué necesidad de él! : Amor en la casa, en las calles, en la escuela, en la oficina, en la mañana, a las seis, amor y muchos hijos. Adiós quemazón del día, apártense alimañas: mi reflejo.
El amor, salvación de los tercermundanos, salvación, pero sin el formato de telenovela, sin tomarse en serio las tragedias, que yo no mato por amor, prefiero amar la muerte sin llenarme de drama, que sobra, ¡mierda!, vaya que sobra.
Brenda Ramírez
No hay comentarios:
Publicar un comentario