Queridísimo amigo cuyo rostro me es inasible
Déjame contarte de esta falsa soledad que circunda mi casa y mis pasos. Camino y estoy hablando conmigo, cocino y estoy dictando para mí cómo sazonar el arroz. Canto y estoy cantando a mis oídos una melodía que ya conozco bien. Y aún así, no me suelto a llorar. Más bien, recuerdo que era más aguda mi voz. Mis formas han cambiado y también las palabras que uso. A pesar de ello, la vocecilla de áridos sollozos, de emoción infantil, ahí está encontrando caras en las paredes. Siempre manifestándose para mí. Me sorprende, la oigo a cada instante, la percibo y después la observo. Mi voz de colores verdes.
Me miro al espejo ¿cómo puedo ser yo la misma? ¿cómo mi piel teñida y estirada puede pertenecer a la misma que jugó a las muñecas hace años en un jardín lleno de helechos?
Sueño y estoy soñando para mi deleite. Observo el sol descender en su manto de mandarina y lo veo para mi consuelo. Me acaricio y estoy queriéndome porque sí. Entonces me digo "tudo vai dar certo".
Esta soledad tiene sentido porque sé que hay muchos allá afuera dirigiendo sus autos a una vida mejor, más próspera y segura, o quizá dirigen difícilmente sus pasos a una vida más larga y sobre todo saludable, porque dicen que la salud es lo más importante. Hay otros pocos seres cerca de mi hogar y de mí, con los cuales puedo hablar a medias, pero no como hablo conmigo. Queridísimo amigo de ojos transparentes, ¿sabes que a veces es difícil ser totalmente sincero? A veces hay que callar un poquito y ser prudente. Hay que mantenerse pensando, omitir frases hirientes. Me gusta lo callado aunque a veces duela, porque en el estruendo de la convivencia no puedo respirar muy bien entre saludos y abrazos cordiales.
Mejor me dirijo entre las sombras del peral y las alfombras de jacaranda. Adapto mi ímpetu volador a las exigencias de la vida urbana. Es divertido muchas veces y otras, querido amigo, he de confesar que asusta blandir las alas sobre cúspides de basura.
¿Te he dicho que mi voz tiene hilos metálicos? A veces hablo por las noches y me despierta.
Pienso y estoy dotando a mi alma unas frases de apaciguamiento. Río y estoy riendo para mi olvido, para prescindir del mañana y del ayer, entonces río para mis órganos, para que salten de regocijo y si quieren morir, lo hagan.
Pienso y estoy dotando a mi alma unas frases de apaciguamiento. Río y estoy riendo para mi olvido, para prescindir del mañana y del ayer, entonces río para mis órganos, para que salten de regocijo y si quieren morir, lo hagan.
Hasta pronto amigo mío, quizá mañana seas mujer y entonces te contaré de las virtudes de la soledad volcánica.
Atte. Aras
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