Con mis sueños comunes
hubiera querido salvarte
de la pena de intentar comprender,
evitarte el dolor del mundo
pero sé, que ese sueño es fatuo,
inevitable desde mi pequeña humanidad.
Hermosa niña, crecerás y verás todo distinto
me arrojarás al abismo y aun así
te seguiré esperando para decirte
que todo pasa, sea obsceno o gentil
en las márgenes de los ríos no sólo hay muertos
y si los hubiera ellos mismos te mostrarían
que debes sonreír con los pies sobre la arena.
Ojalá pudiera quitarte de esta locura,
y que el mundo fuese ideal como imaginamos
sin muecas de sufrimiento,
sin corporaciones devora mentes.
Estás aquí, mirándome aún
y te querré hasta que lleguemos al río.
Brenda Ramírez
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